viernes, 5 de agosto de 2011

De vuelta a Tacna, la zona franca.

     Antes que nada pido disculpas por el retraso de los artículos (se me acumula el trabajo). engo como objetivo actualizar el blog entre esta semana y la siguiente, ya que actualmente me encuentro relativamente estabilizado e imagino que tendré algo más de tiempo para organizar y redactar las experiencias que van llegando, que no son pocas.

     Para seguir con el orden lógico del blog y con la historia del viaje, en este spot toca hablar de la vuelta a Tacna después del intento fallido de traer la Combi de vuelta a Perú... sigo con la historia entonces.

     Tacna es la ciudad más sureña de Perú. Al estar cerca de la frontera con Chile, está dentro de lo que se llama "zona franca", eso quiere decir que es una zona de alta actividad comercial de exportación e importación. Desde nuestro punto de vista, eso se traduce en una gran diversidad cultural y gente de muchos orígenes diferentes. Sin embargo, Tacna no deja de ser una pequeña villa, con sus costumbres y sus gentes de todos los días, en general cálidas y hospitalarias. Cuando encontramos a Samir y a Charles, los cuales se encontraban hospedados en una pequeña posada, nos contaron su experiencia en ese tiempo en el que estuvimos separados. A diferencia de nosotros, a ellos les había ido bastante bien. Solían tocar música en el mercado central de la ciudad, donde las "mamitas" (ancianas que cocinan y tienen pequeños puestos de comida en el mercado) los habían "adoptado" y los alimentaban a un precio bastante cómodo. Joselito y yo también disfrutamos de ese privilegio en los días que nos quedamos allí.

     Dos días más tarde, Joselito se despidió de nosotros y partió hacia Lima, ya que tenía que firmar unos papeles de su matrimonio y no podían esperar. Nosotros nos quedamos un tiempo más para conseguir el dinero de los billetes de bus (no eran nada baratos). Al principio nos costó un poco acumular algo de dinero, porque las calles donde podíamos tocar no eran muy transitadas y no había grandes restaurantes, ni buses... no teníamos maneda de hacer una cantidad más o menos grande de dinero. Sin embargo, ese tiempo también nos aportó algo muy bueno al grupo en general. Estos días más o menos rutinarios hicieron que adquiriéramos una costumbre de trabajo que, a posteriori, iba a cambiar nuestro ritmo de viaje. Ya todos los días nos levantábamos bien temprano (8 de la mañana) y nos íbamos a internet u otros lugares a anotar teoría de la música, después nos íbamos a la Plaza del Teatro (la plaza que siempre frecuentábamos) y poníamos en práctica todo lo aprendido. Eso nos abrió puertas y comenzaron a surgir muchas ideas que se transformaron más tarde en nuevas creaciones.

     En Tacna hicimos buenos amigos que nos frecuentaron en la plaza durante toda nuestra estancia. En su mayoría eran estudiantes de la universidad de Artes Dramáticas. Gracias a ellos pudimos disfrutar de obras de teatro gratis en varios teatros de la ciudad (un gran lujo). Eso nos ayudó a integrarnos en eñ ambiente más cultural de la ciudad y terminamos conociendo a Klaus, un señor alemán casado con una señora peruana, que llevaba un café cultural bastante reconocido: el "Café Zeit", donde tenían lugar representaciones de teatro y conciertos musicales siempre con contexto cultural más que festivo. Nos hicimos buenos amigos de este señor y siempre nos invitaba a pasar por su local a tomar un café cada tarde.

     A medida que pasaban los días íbamos conociendo a más gente y Tacna nos iba conociendo a nosotros. También nos dábamos cuenta de que el Café Zeit era realmente una referencia en la ciudad y los espectáculos que se presentaban ahí tenían bastante repercusión a nivel local, por lo que pensamos que si lográbamos tocar en ese local podría ser bastante bueno para nosotros, además de que el dinero nos vendría muy bien para seguir el viaje. Queríamos irnos cuanto antes y debíamos aprovechar el sábado para hacer el concierto. Se lo propusimos a Klaus y sorprendentemente aceptó sin pensarlo demasiado, así que comenzamos a organizar el evento para el día siguiente, a toda velocidad. Nosotros hicimos el cartel del evento y pequeños flyers (volantes), y los repartimos por la calle mientras tocábamos. Estábamos ilusionados ya que no hacíamos un concierto desde Santiago de Chile, hacía casi un mes, así que hablamos con Andreu Portugal, un saxofonista que se convirtió en un gran amigo, y decidimos que el concierto lo haríamos con su colaboración.

    
                                                 
     La organización fue un poco apresurada, pero finalmente llegó la noche del concierto y ya estábamos tocando en el café para un buen número de personas. La promoción había tenido éxito. Se trataba de un público al que no estábamos muy acostumbrados, ya que había gente joven, pero también gente ago más mayor (60 años o más), y todos con esa curiosidad cultural, queriendo encontrar algo interesante en nuestra música (daba un poco de miedo). Supusimos que sería un público exigente ya que, además, habían pagado una entrada. Estábamos un poco nerviosos y sabíamos que esta vez sabríamos si el espectáculo que ofrecíamos merecía la pena realmente o no.

     Afortunadamente el concierto tuvo un éxito que no nos esperábamos en absoluto. Hubo mucha gente que nos pidió un contacto para seguirnos en nuestro viaje a través de internet, y nos salieron nuevos contratos para una futura vuelta a Tacna. Fue una experiencia casi surrealista. La gente estaba realmente encantada con nuestro espectáculo y se referían a nosotros como si se tratase de artistas consolidados, algo totalmente nuevo para nosotros. Klaus nos felicitó y nos dijo unas palabras en privado: "ahora tenéis las puertas de Tacna abiertas cuando decidáis volver". Por supuesto, decidimos que voleríamos en nuestro camino de retorno al sur. 

     Si creíamos que las cosas buenas habían acabado, estábamos equivocados. Fruto de la repercusión del concierto en el café, conocimos a Carlos Vera, componente de una compañía de teatro organizadora de eventos escolares. Daba la casualidad de que ese mismo domingo (día 12 de junio) se celebraba el Campeonato Regional de Danza Escolar, en el coliseo Tupac de Tacna. Nos preguntó si podíamos colaborar para animar el festival con música y aceptamos encantados. Carlos Vera me ofreció además la posibilidad de asistir en calidad de jurado.

     Para mejorar un poco más el espectáculo, invitamos a cantar con nosotros a una nueva amiga, Kattalina Muriche, en calidad de corista, a la cual, más adelante, esperamos como nueva integrante de LaSmala. Y así llegamos al coliseo Tupac. La verdad, no lo pensamos demasiado cuando llamaban al sitio "coliseo", pero cuando llegamos nos dimos cuenta de porqué lo llamaban así. Se trataba del sitio más grande en el que LaSmala tocaría hasta el momento.

                            
     Después de todos estos eventos, al fin pudimos partir de Tacna, aunque dejábamos a bastantes amigos atrás, a los cuales prometimos volver algún día, y esperamos hacerlo dentro de no demasiado tiempo. Al día siguiente cogimos un bus que nos llevaría de vuelta a Lima, la gran capital donde reinaba el caos... no estaba demasiado motivado con la idea, pero bueno... ya encontraríamos un nuevo destino rápidamente... y qué destino! Hasta aquí el capítulo de Tacna...

NOTAS TOMADAS HASTA EL 14 DE JUNIO DE 2011, TACNA, PERÚ                                             
                                            

No hay comentarios:

Publicar un comentario