No son pocas las cosas que nos han ocurrido desde el paso de la frontera. En este momento me encuentro alojado en la casa de unos amigos, que nos han permitido quedarnos con ellos. El cómo hemos llegado hasta aquí es una historia algo más compleja. Para ello debemos retroceder en el tiempo, de nuevo hasta Arica (Chile).
Al siguiente día de llegar a Arica nos reunimos, como estaba previsto, con Margaux y Liz, antiguas amigas de Nantes (Francia), convertidas ahora en magníficas artesanas de cuerda y piedra. Viajando con ellas se encontraba Cristian, amigo peruano malabarista que se unía al viaje. Nos quedamos en Arica unos días tocando música para conseguir el dinero para los billetes de bus. Una vez los conseguimos partimos hacia Tacna, primera ciudad peruana después de la frontera, y de ahí a Arequipa, una de las grandes ciudades de Perú, al pie de tres volcanes (El Misti, Chachani y Pichu-Pichu). Tras 8 horas de bus llegamos por la mañana y nos hospedamos allí unos días, los cuales aprovechamos para trabajar.
A partir de ahí empezamos a notar que Perú era totalmente diferente de Chile, y de cualquier país europeo en el que hayamos estado. Según Samir era más parecido a Marruecos por su descontrol en las carreteras, pero la vida intensa en la calle. Cada avenida está llena de comerciantes, mercados, niños jugando en plena carretera sin tener en cuenta los coches que puedan llegar... pensándolo bien me recuerda a Andalucía en los primeros años de mi vida.
Cuando conseguimos el dinero para el billete a Lima (después de dos días), al fin cogimos el bus que nos llevaría hacia la ciudad destino, después de 2 semanas de viaje. Claro que la ruta de este bus no sería corta... 18 horas de curvas, subidas y bajadas por la panamericana peruana, entre montañas más montañas. Barrancos y playas llenas de alcones y pájaros "quebrantahuesos" recuperando la carroña que dejaban las olas en las rocas. Al fin en Lima, no tuvimos problemas para ubicar la casa en la que estaban alojados Joselito y Angie, a los cuales dimos una gran sorpresa al llegar. Fue un reencuentro bastante emotivo y muy intenso. A las 2 de la mañana. En cuanto nos contamos nuestras historias el cansancio nos venció y dormimos cada uno donde pudo, encima de las mochilas y los instrumentos.
Al día siguiente tuvo lugar la esperada boda de Joselito y Angie. Llegamos a tiempo, justo el día antes, y todo pasó bien. Al fín llegaba ese día al que nos costó tanto llegar. Ambos se casaban en una ceremonia colectiva, entre un centenar de novios que realizaban el mismo ritual, presidido por el alcalde, en uno de los parques municipales de la ciudad. La verdad es que me pareció algo fría, algo hecho de manera "rápida", y es que aquí es normal para las parejas que tienen recursos limitados (la mayoría). Después de eso nosotros nos encargamos de dar a esa ceremonia una fiesta merecida, y no tardamos en llamar la atención de todo el parque. Cantamos, tocamos, bailamos, comimos, reimos y, en definitiva, lo celebramos a lo grande. Finalmente el día tan esperado tuvo su repercusión esperada.
Después de aquello decidimos trasladarnos al centro de la ciudad, ya que Liz preparaba su retorno a Francia y tenía bastantes papeles que arreglar. Joselito y Angie se unieron a nosotros. Ya éramos 8. Y los días los pasábamos tocando música y disfrutando de la ciudad y su gente.
Llegó el día de la despedida de Liz, el pasado jueves 19 de mayo, día que modificaría radicalmente nuestros planes. Nos levantamos bastante temprano para acompañar a Liz al aeropuerto. Todo pasó normalmente. Después nos fuimos directamente a tocar música por los buses de la ciudad. Volvimos al hotel aproximadamente a las 6 de la tarde, para darnos cuenta de que habían entrado en el hostal, en nuestra habitación, y nos habían robado todo lo que teníamos. Afortunadamente yo tenía todos los documentos conmigo, y los instrumentos también. Sin embargo, Samir y Charles sí perdieron los documentos, lo que ha modificado los planes de los días siguientes, los cuales han estado llenos de trámites, oficinas, embajadas, comisarías, etc. Son cosas que pasan y, afortunadamente lo hemos asimilado bastante bien. Ahora viajamos muy ligeros y conservamos las herramientas y las ganas de trabajar y avanzar el proyecto que empezamos. Estamos más unidos si cabe, y todos los papeles están ya arreglados.
Debido al percance con el hostal (sospechamos que ellos estaban relacionados con el robo), nos hemos trasladado de vuelta a la casa en la que se alojaba Joselito y Angie antes de que nosotros llegáramos, y ha sido una idea bastante buenas. Somos 10 inquilinos, entre músicos, malabaristas, clowns y pintores. Todos trabajamos en la calle y cada noche nos reunimos todos y hacemos música, malabares, acrobacias de circo, etc. Es una experiencia bastante agradable.
Fiesta de cumpleaños de Auki, el niño de la casa, hijo de Gladys y Leo. |
Orquesta sinfónica e interpretación de la sinfonía del"Correcaminos" |